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lunes, 18 de septiembre de 2017

EL AMOR EN TIEMPOS DE DUNAS


Cuando Ostende no sabía de calles, sólo de caminos, se cruzaron los de María del Carmen Fuentes y Juan Carlos Manzo. Llevan cincuenta y nueve años de amor,  criaron siete hijos y  hoy disfrutan de los nietos y un bisnieto. Ella toda una vida dedicada a su familia; él trabajó durante muchos años en el “Viejo Hotel”  y hasta fue testigo del paso de Antoine de Saint-Exupéry por el emblemático lugar. Se conocieron en “La Churrasquería” en el año 1958 y -desde aquel entonces- escribieron todos los capítulos de su vida en la localidad más antigua de nuestro Partido.

María del Carmen Fuentes llegó de vacaciones en el “58”, acompañando a la familia para la que trabajaba. Juan Carlos Manzo, oriundo de General Madariaga, había llegado a Ostende (a los siete años) junto a su familia, a raíz del trabajo de su padre como encargado del “Viejo Hotel”.

“La Churrasquería”  era el punto de encuentro de recreación de la época, funcionaba como “baile”. Estaba ubicado a pocos metros del muelle, en la manzana delimitada por las calles De las Ondinas, Eolo, Simbad el Marino y la playa. Allí se gestó el romance, pero tendrían que esperar un tiempo para estar juntos.


“Carlitos” recordó entre risas todas las peripecias que debió hacer para conservar  a su amada. La mayor parte del noviazgo (dos años) fue por carta “Nos escribíamos mucho. Lo más gracioso- relató mientras la voz se le entrecortó de la tentación- es que al segundo año de estar de novios fuimos de vacaciones a Catamarca, de donde era oriunda ella, y se puso bravo,  la madre nos obligó a casarnos. Y Bueno – agregó-volvimos casados, ella a seguir trabajando en Capital, y yo a buscar casa para nuestra nueva vida. Pasaron poco más de dos meses (desde la boda) hasta que nos fuimos a vivir juntos”.

Con el correr de los años la familia se agrandó, llegaron los hijos: Carlitos, Lali, Oscar, José María, Patricia, Verónica y Diego. María siempre fue el corazón maternal, compañera de sus hijos. Con los mayores, en los primeros años de escolaridad, caminaba todos los días por la Playa (desde Ostende) para llegar hasta la Escuela Nº1 "Constancio C. Vigil", los esperaba en Pinamar mientras ellos cursaban,  y luego de emprendían todos juntos el regreso.

María nos mostró con orgullo muchas fotos y recuerdos familiares y - al encontrar entre los “souvenirs” una publicación del “Viejo Hotel Ostende” - reveló un dato sumamente valioso “mi marido conoció al autor de El Principito”. Para nosotros un dato histórico único, para él, otra de las tantas anécdotas de su vida.  “Don Manzo” contó que por aquel entonces “Antoine de Saint Exupéry” era  más reconocido como aviador  que como escritor “yo solía verlo en el Hotel, era un buen hombre, muy amable y conversador, hablaba mucho con mi papá” dijo en referencia al tema.

Cuenta la historia que Antoine de Saint Exupéry ocupó la emblemática habitación “51” del “Viejo Hotel Ostende”, entre  1929 y 1930, cuando había llegado a nuestro país nombrado como Director de la “Aeroposta Argentina”, Filial de la “Aéropostale”. Cuenta la leyenda también, que fue en este lugar donde el autor se inspiró para escribir los primeros bosquejos de la obra que lo haría inmortal: “El Principito”.

Además de trabajar en este maravilloso lugar (Viejo Hotel) como ayudante de cocina, Juan Carlos Manzo  se desempeñó en otras actividades que le permitieron ser testigo directo del crecimiento de nuestro Partido. Durante muchos años manejó un “carrito”, carruaje tirado por caballos, utilizado como taxi.  También realizó fijaciones de médanos, prestando servicio para Ernesto Peña, en la firma“Balnearios Atlánticos S.A”.

María del Carmen Fuentes y Juan Carlos Manzo  nos ayudaron a escribir este nuevo capítulo de historias contadas por pioneros. Ellos son  los protagonistas del “amor en tiempos de dunas” una historia de amor que nació en el mar y vivirá por siempre en Ostende.

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